como un limbo que atrapa los poemas en un abismo de promesas idas.
donde no encuentro las lunas cómplices de besos
ni los soles de amor con fuegos encendidos.
el dulce roce que embriagará el instante, para nombrarte siempre, para morir pensándote.
Cautivo de un final contigo en el recuerdo, en los labios de ayer diciendo nuestros nombres,
con las noches de amor y los espejos de dos bajo la luna.